La provincia de Misiones es una de las regiones más
bellas y exóticas de la República Argentina. Tal salvaje encanto se debe a la
presencia de la selva misionera, un paisaje único y rico en donde convergen una
multiplicidad de especímenes animales así como también una numerosa y variada
vegetación.
Es allí donde se encuentra el famoso e imponente Parque
Nacional Iguazú y en la vecindad de las eternas Cataratas, se ubica una joya
oculta entre el follaje: la Reserva Güirá Oga, un santuario para la naturaleza
y un muestrario de la riqueza de la zona.
Un poco de historia
La Reserva Güirá Oga (nombre que proviene del guaraní y
que significa “la casa de las aves) nace del esfuerzo de dos naturalistas que
deseaban crear un espacio de conservación para aves en peligro de extinción.
Así, el objetivo era proveer refugio y un área para la reinserción de especies
heridas por cazadores, decomisadas por la policía o entregadas por la población
de forma voluntaria.
Así es como luego de múltiples negociaciones, el gobierno
provincial entrega un espacio de 20 hectáreas colindantes con el Parque
Nacional Iguazú. Allí es donde se emplazaría, a partir de Agosto de 1997, la
fantástica Reserva Güirá Oga.
Un recorrido maravilloso por lo salvaje
La amplia reserva fue creada de forma tal que no dañase
el hábitat natural de los animales y su desarrollo minimizó el impacto de las
modificaciones de la mano del hombre. De este modo, y salvo por la presencia de
un centro de actividades y un camino para recorrer el paisaje protegido, la
selva permanece intacta.
De este modo, el visitante podrá ser testigo de la
vibrante vida silvestre que se esconde entre árboles centenarios de una altura
cercana a los 30 metros. De este modo, y gracias a un cómodo transporte y la
presencia de un experimentado guía, los turistas podrán aprender de aves,
reptiles, insectos y plantas que se despliegan majestuosamente a su alrededor.
De hecho, cada animal tiene una zona en donde
frecuentemente puede ser avistado, por lo que el viaje dentro de esta reserva
tendrá numerosos paradas para la contemplación de fauna y flora y para el
disfrute de un ambiente natural imponente y un paisaje realmente sobrecogedor.
Además, las personas que se acerquen a la reserva podrán
vivir de cerca las diversas actividades que los encargados de la misma
desarrollan a diario. De esta manera, atestiguarán la cría de especies, la
alimentación de los diferentes animales que vagan por entre la vegetación y el
cuidado en general de todo el predio.
Pero, por supuesto, las verdaderas estrellas de la
Reserva Güirá Oga no son precisamente las personas que trabajan allí, sino las
decenas de animales que pululan por ella. De esa manera, el turista podrá ver y estudiar de cerca a
alrededor de 50 especies diferentes propios de la fauna misionera. Entre ellas
encontrará monos, venados, yacarés, tortugas, zorros y un sinfín de animales
más.
Obviamente, y para darle el sentido que se merece al
nombre del complejo, una amplia gama de aves visita la Reserva de forma
habitual e incluso muchas ya habitan en ella. Un número aproximado a las 150
especies ronda por las copas de sus añosos árboles, algunas de las cuales son
realmente cautivantes, gracias a su naturaleza exótica. Ello significa que, si
eres lo suficientemente afortunado, podrás captar el magnífico vuelo del halcón
montés chico o del cacique lomo rojo.
Una experiencia educativa para toda la familia
Dada la importancia que la Reserva Güirá Oga tiene para
la zona, una gran variedad de expertos y especialistas en diferentes ramas de
la biología se encuentran trabajando en el lugar. Ello implica que el visitante
podrá verlos en acción así como absorber de sus nutridos conocimientos.
Así, en una de las áreas de la Reserva donde las visitas
podrán ver a los encargados de la “gastronomía animal”. Esto no es más ni menos
que el lugar en donde se preparan los platillos que habrán de servirse a los
animales para mantenerlos sanos y en forma. Además, los turistas podrán
comprobar las diferencias entre una comida y otra y las modificaciones que se
les realizan para diferentes momentos en la vida del animal.
Asimismo, los turistas verán a los expertos encargados
del vivero, un espacio importante para la regeneración vegetal de la zona.
Además, y debido a la cercanía con el Parque Nacional Iguazú, en este centro
también se rehabilitan temporalmente a los animales que han sido hallados en el
mismo y que están muy débiles o heridos como para vivir por su cuenta.
Básicamente, la reserva actúa como un hospital.
Finalmente, y para que toda la familia recuerde su grato
paso por sus instalaciones, la reserva cuenta con un ecoshop en donde podrán
comprar recuerdos de todo tipo, así como libros informativos acerca de
animales, vegetación e historia de la región. Así, la Reserva Güirá Oga cuenta
con todo lo necesario para que cualquier pase un buen momento de esparcimiento
mientras se eduque y se sorprende por partes iguales.